Caso Paulette: todos somos detectives.

El caso Paulette estremeció al país; no sólo éso, tambien dotó a la sociedad en generalde ciertas cualidades policiacas que escondemos en otros casos, pero que en situaciones como éstas, aprovechamos y las sacamos a flor de piel.

¿Que pasó realmente con la niña que hasta hace unos días anunciaban como desaparecida? ¿Quién la mató? ¿Fué accidente? ¿Los padres mienten?

Como bien coindicen muchos, periodisticamente la nota es riquísima. No sólo contiene elementos de una historia curiosisima; el hecho como tal es abrumador, los personajes son misteriosos (una madre fría, entera), pero sobre todo -y algo que ya es tradición en casos como éstos- una autoridad totalmente rebasada e incompetente.

El procurador del Estado de México, Alberto BazBaz, no sólo ha sido incapaz de dar respuesta a un caso qué por supuesto es complejo, pero ésa complejidad fué incitada por la falta de experiencia y la falta de perspicacia por parte de las autoridades.
Tal vez el procedimiento llevado a cabo por ésas autoridades fué el idoneo en éstos casos: la familia reporta a la hija como desaparecída, las autoridades van al domicilio y lo primero que plantean es la idea del secuestro. La buscan, interrogan y encuentran contradicciones. Arraigan a los más cercanos a la niña, inconscientemente culpan a la madre -con ayuda de una psicologa, frente a todos-, levantan el arraigo y se hacen bolas.

Lo peor de todo es qué gracias a esas inconsistencias, hoy no tenemos nada más que una niña muerta, una madre señalada por la opinión pública y un caso que no tiene ni pies ni cabeza.

La sociedad se envalentona y juega al detective. Ya tienen su veredícto: la propia madre, Lisette Farah, asesinó a su hija, tiene desordenes de personalidad y el hecho de mostrarse entera, fría, sin poder soltar una lagrima facilmente a la hora de ser entrevistada, la convierte en la única culpable.

¿Es correcto el papel de la sociedad? No juzgaré, no me atrevo, pero si es -hasta cierto punto- risible el hecho de que a falta de una autoridad competente, sea la misma sociedad quien juzgue, quien amarre cabos sueltos y quien sea la provedora de justicia. Que el veredicto de ésa misma sociedad sea incorrecto es otra cosa. Se me hace grotesco juzgar a alguien tan solo por un hecho de emociones. No soy experto pero ¿todos debemos reaccionar igual ante la muerte de alguien? Si, es su propia hija, pero cada quien reacciona como puede -o quiere-. Es hasta injusto el señalamiento que se le ha hecho a la madre. No estoy diciendo que sea culpable o inocente, simplemente se me hace ridículo juzgar a alguien por una situación de lagrimas.

¿Y los médios? En su papel, con todo y sus excesos. Si bien es una historia riquisima en elementos periodisticos, se me hace un abuso dedicarle una hora a la nota (en el principal noticiario televisivo de éste país). Un numero considerable de periodistas están sumergidos en el caso Paulette, sólo que está comprobado que casos como éstos son utilizados como distractores de hechos qué, como país, deberian darnos vergüenza.

2 Responses on "Caso Paulette: todos somos detectives."

  1. hola perdón por no leer tu blog por la mera inspiración, pero vi en last que vendes un boleto para camera, yo te lo compro!! dime adónde te deposito o dónde te veo mañana, en verdad lo quiero!! por favor, mi mail es clementina-mandarina@hotmail.com

    hola vi en lastfm que vendes un boleto para camera, me interesa mucho, dime dónde te veo o te deposito, de verdad me interesa!!

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