El.Diario.De.No.Se.Quien.

El ser humano es inseguro por naturaleza. Dicen que es el mismo entorno el que te hace dudar, independientemente de que seas debil de caracter, o aparentes ser una piedra a la que nada afecta, aunque por dentro te desmorones.

¿Porqué escribir una reseña de esto a más de una semana de distancia? Puedo abrir el abanico y sacar varias respuestas, pero una es la verdadera y la que realmente imoprta: se me hacía injusto -conmigo mismo- no hacerlo.

A fin de cuentas -cliché!- querías que el día fuera perfecto y te das cuenta que la perfección no existe, o si existe sólo es en palabras, en gestos no, en actos tampoco. ¿Es reclamo? Para nada. A pesar de todo -segundo cliché!- tienes a Muse tocando frente a tí. Están los que tienen que estar, no están los que no tienen que estár y se cuelan los que pueden.

The Resistance tal vez sea el disco menos afortunado del grupo. La culpa la tienen ellos mismos; ponen la vara tan alta que si no llegan a ese nivel se le llama fracaso. No caeré en ese juego facil.
Abren con una del mencionado disco: Uprising se llama, y a partir de ese punto todo se vuelve frenesí. Pero seamos sinceros, no es hasta la tercera, New Born, que los miles se sacuden el hielo -lo rompen, dirian algunos- y empieza la lluvia de cañonazos, uno tras otro.

¿Numeros? Veintena de canciones, con poca interacción con el publico entre una y otra. Las cifras oficiales datan de 50 mil boletos vendidos. 3 tipos sobre un escenario espectacular, tipos que ya no se ponen nervioso ante una multitud como ésa y un público raro -como siempre-, fans de la vieja guardia por allá, nuevos adeptos por acá, indiferentes más allá.

El setlist promete lo mejor al final, y lo cumple: Stockholm Syndrome y Knights Of Cydonia. Tal vez sean mis 2 canciones favoritas de ellos -Unintended no cuenta porque es meramente un sueño-. Y es ese mismo final el que se oye a lo lejos, tal cual, perfecto, pero en el fondo.

¿Me hubiera gustado disfrutarlo de otra manera? Obvio, un póco mas contentos, un poco menos tristes. No es queja, es una simple anecdota, y las anecdotas -como siempre- de algo nos tienen que servir.

(Foto: Clasos)